De pronto, sin entender mucho, me encontraba rodeado de personas desconocidas para mí; en un lugar un tanto extraño y tampoco conocido.
Todos estaban ansiosos, esperaban algo o alguien. En un momento, todos giraron hacia una puerta que había en un sector de la enorme sala. La puerta se abrió lentamente y entraste tú.
Atónito, inmóvil, sorprendido y a la vez muy feliz de verte. Las miradas iban desde vos hacia mí. Seguía sin entender lo que sucedía. Comenzaste a avanzar lentamente en mi dirección, todos abrían paso a esa particular manera de caminar, llevabas luz propia como siempre.
No podía hacer otra cosa que mirarte, como todos lo hacían en ese cuarto, solo que yo podía mirar tu alma a través de tus ojos, y creo que vos hacías lo mismo.
Seguía sin entender todo eso, pero era tan agradable lo que sucedía que solo atiné a disfrutarlo.
Tus pasos se detuvieron justo frente a mí. Nuestras miradas tan profundas dejaron al descubierto todo nuestro interior, nuestro ser. No existía nadie más…
De pronto tus labios me hablaron: quiero que lo digas por enésima vez; me dijiste.
Sin titubear, mi corazón habló por mí: “TE AMO”; te dije.
Mientras yo decía eso, tu cabeza comenzó a asentir y tu boca a sonreír y nos cruzamos en un interminable beso.
No sé qué pasó alrededor nuestro, solo éramos tu y yo… volvimos a mirarnos y me dijiste: Hoy por fin después de tanto tiempo que me amas en silencio, puedo decirte a los ojos que yo también TE AMO y quiero que me hagas parte de tu vida.
En ese mismo instante nuestros cuerpos se mezclaron hasta formar uno solo y desperté.
…
Te sigo amando en silencio T…. aunque sea simplemente en mis sueños.
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